Para dejar caer las hojas en otoño, los árboles retiran el suministro de savia creando una película entre la rama y la base de la hoja que la aísla, dejando a las hojas a merced del viento y la lluvia que las harán caer.
A partir de
este momento los pigmentos que contiene la hoja y que le sirven para hacer la fotosíntes cambia: la clorofila se retira y deja paso a otros
pigmentos accesorios, como carotenoides, xantofilas y antocianinas,
responsables de los colores amarillos, ocres e incluso rojizos que
adquieren las hojas antes de desprenderse del árbol.
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