Lo que más me gusta de viajar en avión es mirar por la ventanilla: todo se ve
tan distinto. Las ciudades se ven pequeñitas y grandes al mismo tiempo, como maquetas
de las ciudades de verdad. Y las nubes se ven tan cerca que apetece salir a abrazarlas,
seguro que son suaves y mullidas como un almohadón de plumas.
También me encanta el momento en el que la azafata ofrece la comida, y
coloca la bandeja con todo tan colocadito y tan ordenado delante de ti que
nunca sé si comer o solo admirar.
?No os podeís ni imaginar dónde he ido esta vez. ¿Os doy una pista? Navegaré por el río más largo del mundo
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