Para que las fuertes olas no se lleven la arena
de una playa o rompan las embarcaciones de un puerto se construyen los
espigones, también llamados rompeolas o escolleras.
Lo que se hace es que se colocan grandes piedras
o elementos prefabricados de hormigón, como en este caso, para que las olas choquen
ahí. También se construye un muro y al otro nado del muro un paseo por el que
poder acceder a todo el espigón.
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