A los romanos les gustaban mucho los espectáculos
al igual que a nosotros nos gustar ir al cine, a museos o a parques ellos iban
a teatros, anfiteatros y circos a divertirse y pasarlo bien.
Los teatros eran semicírculos con gradas en los
que se representaban obras teatrales. Los circos eran recintos elípticos donde
se celebraban carreras con caballos. Y los anfiteatros eran edificios ovalados
donde se representaban distintos eventos como batallas de gladiadores o
batallas navales.
El Anfiteatro Flavio, más conocido como el
Coliseo romano, es el más grande que se construyó y es considerado una de las
siete maravillas del mundo moderno.
Lo mandó construir el Emperador Vespasiano en el
año 72 ¡y en menos de diez años ya estaba construido! El Coliseo es un
enorme óvalo de 188
metros de largo y 156 metros de ancho y 57 metros de alto y en el que
cabían más de 100.000 espectadores sentados en gradas, había amplios pasillos y
muchas salidas para que los asistentes pudieran entrar y salir fácilmente; y debajo del suelo había pasadizos, jaulas para los animales y mazmorras donde
se encerraba a los prisioneros que participaban en los espectáculos
Hoy en día es la mayor atracción turística de
Roma, y como podéis ver, siempre está llena de turistas que quieren ver con sus
propios ojos este prodigio de la arquitectura antigua. Yo tampoco me lo quería
perder.
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