Lo que hoy es una plaza en el año 85 era Estadio
de Domiciano o el Circo Agonal, un circo de la misma forma y tamaño que es hoy
la plaza donde hasta 30.000 espectadores podían divertirse viendo carreras de
caballos, espectáculos de música y juegos atléticos griegos, muy parecidos a lo
que nosotros llamamos hoy juegos olímpicos.
El estadio siguió en pie durante 1600 años,
incluso se celebraban los torneos de justas medievales allí. Pero el Papa
nombrado en 1644 decidió convertir el circo en un punto de reunión para el
pueblo, una preciosa plaza adornada con tres grandes fuentes y rodeada de
palacios.
Aquí me podéis ver posando junto a la fuente de
Neptuno, el dios romano de los mares y los terremotos.
¿Os podéis creer que hasta 1850, todos los veranos cerraban
los desagües de las tres fuentes para que se inundase la plaza hasta
convertirse en El Lago de la
Plaza Navona? Debió de ser divertidísimo.
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