En el pórtico de la iglesia medieval de Santa
María in Cosmedin se encuentra la
Boca de la
Verdad, una escultura redonda de 2 metros dedicada al dios
del mar.
Cuenta la leyenda que todo aquel mentiroso que
ponga su mano dentro de la escultura, la perderá de inmediato. Hubo una vez un
hombre romano que acusaba a su mujer de cometer adulterio y la mujer negaba las
acusaciones, por lo que su esposo decidió someterla a una prueba con la Boca de la Verdad. La mujer sabía
que mentía y que perdería su mano por lo que planeó una estrategia: un día, en
un lugar muy concurrido, el hombre que era su amante se acercó a ella y la besó
profundamente, ella fingió que no lo conocía y armó toda una escena donde se
mostraba sumamente molesta por lo sucedido. Su estrategia dio resultado pues el
día en que puso su mano en la
Boca de la
Verdad, ella afirmó que jamás había besado a otro hombre que
no fuera su esposo y el sujeto que la besó unos días atrás. Ciertamente no
estaba mintiendo y su mano se salvó, pero se dice que desde entonces la Boca de la Verdad perdió su
credibilidad y ya no funciona tan bien como detector de mentiras.
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